Desde la antigüedad, las danzas han sido motivo para la celebración de grandes victorias o la preparación para la conquista de alguna. En Cristo Jesús, tenemos constantes victorias y triunfos sobre nuestras vidas, porque con Cristo somos más que Vencedores.
A través de las Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, vemos la presencia de la danza. Por ejemplo:
Antiguo Testamento - (Salmo 149:3) "Alaben Su Nombre con danza, con pandero y arpa a El canten".
Nuevo Testamento - (Lucas 15:25) Parábola del Hijo pródigo: "Y su hijo mayor estaba en el camino y cuando vino y llegó ceca de la casa oyó la música y las danzas..."
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