LA DANZA

LA DANZA

jueves, 20 de mayo de 2010

¿COMO SE FORMA UN MINISTERIO DE DANZAS?

Dios siempre levanta al líder que dirigirá, a los líderes de apoyo y los miembros del ministerio; para ello debe haber sujeción absoluta al pastor, sin su aprobación no se puede levantar un ministerio, aún cuando tengamos el sentir o el llamado de Dios.

Es esencial la oración e integridad, tanto del líder como de los miembros, pues Dios será quien irá añadiendo cada miembro, pueden ser muchos los que quieran integrarse, pero será Él quien elija, por eso hay que estar en una comunicación constante con el Altísimo. Ya dentro del ministerio, es muy importante que sean instruidos en la Palabra antes de ministrar, eso va a llevar un tiempo (tiempo que permitirá al líder darse cuenta de sus frutos, de su carácter y de la motivación de su corazón). El adorador debe tener un corazón moldeable humilde y obediente.

Es importante, que una vez que se haya iniciado el ministerio, tener juntos un tiempo de enseñanza, oración y ensayo (preparación física). En este tiempo el grupo debe luchar por aplicar cada principio que esta aprendiendo, para que Dios obre en sus corazones. No es fácil ir venciendo nuestra naturaleza vanidosa, egocéntrica, temerosa e insegura, pero si estamos claros que Dios está interesado en moldear nuestro carácter, sabemos que todo obstáculo o adversidad serán para que nuestro corazón sea transformado para su servicio, hasta llegar a ser a la estatura del varón perfecto que es Jesucristo. Debemos permitir que Dios quite todo lo que estorba. Debemos luchar cada día por morir al “yo”, buscando anhelante su rostro y hacer su voluntad; esas son características de un adorador que anhela su presencia y esto requiere un esfuerzo.

La responsabilidad, la puntualidad, el compromiso y la actitud ante la exhortación, revelará al líder el carácter y la disposición del adorador; por tal motivo se debe hacer gran hincapié en ello, pues esto es importante para formar adoradores responsables y de excelencia, que servir al Señor con honra como Él se lo merece.

Dentro del grupo es vital ir descubriendo los dones y aptitudes de cada miembro. Cada uno tiene que desarrollar la función a la que ha sido llamado, independientemente de la adoración. Por ejemplo, algunos tendrán la habilidad de llevar la administración, otros formarán parte de la intersección, otros tendrán el discernimiento para crear los trajes e instrumentos dados por el Señor, etc.; no se debe olvidar que son un equipo y que todos se necesitan mutuamente, pues en la unidad está la victoria.

El grupo debe reconocer la importancia de que su llamado es divino y no de hombres. Por lo cual se debe caminar en santidad dentro y fuera de la iglesia, y la comunión intima con el Espíritu Santo debe ser la meta diaria para hacer su voluntad, esto es un honor y un gran privilegio.

Dios dará al líder la visión y las pautas a seguir. Los demás miembros aportan ideas, participan al líder sus opiniones, palabras proféticas e inclusive sueños, pero cada miembro debe tener claro que las decisiones serán tomadas por el líder; pues Dios respalda su llamado y su posición ante el grupo, y es Dios el que confirmará en su corazón que debe hacer; aunque se equivoque, Dios será el que trate directamente con él, así que los miembros no deben molestarse; la actitud correcta es orar en amor y pedirle a Dios que obre y, por ningún motivo, guardar rencor o resentimiento, pues esto detendrá el fluir del Espíritu en su vida y en el grupo, dándole cabida al enemigo.

Siempre se debe dar libertad al Espíritu, pero con orden. Dios es un Dios de orden, la libertad que viene del Espíritu debemos cuidar que no sea confundida con nuestras emociones, por eso el estar atentos al líder cuidará que no halla confusiones. Recuerde que toda autoridad es puesta por Dios; la gloria es de Dios y para Dios. Nadie es indispensable para que la obra de Dios se haga. El mover profético nadie lo puede detener, por ello es importante que cada miembro entienda que tiene una función específica e importante en el grupo. Dios no hace acepción de personas, Él no ve la habilidad sino el corazón del hombre, ahí es donde cada día debe permitir que Dios lo moldee.

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